Ana Luisa, estaba en su lecho de muerte.
Su esposo Carlos mantenía constante vigilia a su lado.
El sostenía su frágil mano y mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas, él oraba por su esposa.
Ella lo miró y sus pálidos labios comenzaron a moverse quedamente.
- Mi amado Carlos -susurró.
- Calla mi amada, -dijo él- descansa.... No hables.
Ella insistentemente dijo con cansada voz:
- Tengo algo que confesarte.
- No hay nada que confesar. Todo está bien, duerme.
- No, no, yo debo morir en paz, Carlos... Yo me acosté con tu hermano, tu mejor amigo y con tu padre.
- Ya lo sé, por eso te envenené... shhhhhh... ahora duerme tranquila.
Lo he leido esta mañana en el foro de hattrick, y no podido resistirme.
Ensayo general
Hace 2 días
5 comentarios:
Ya conocía el chiste... pero sigue vsiendo genial!!!!! Cómo llevas lo de dejar el vicio???
Jajajajajajajaja qué bueno por favor!!!!! :P
Besotes.
Es bueno el chistecillo eh??
Y en respuesta a la pregunta de 'la chica de ayer' estoy a punto de llegar las 48 horas sin fumar, en estos momentos unas 43.
jajajaja¡¡no me lo sabia :)
mua
anda qué.........hasta con su padre.
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