viernes, 7 de diciembre de 2007

Envidia

Hoy he llegado de trabajar a las 8:30, y he envidiado a los que tenian el dia libre, estaban de puente, o simplemente un horario normal.

Al llegar a Toledo he visto que una niebla espesa lo envolvia todo, al entrar a mi piso me he asomado por el balcon, y he envidiado los dias con sol, las vacaciones de verano, dormir por la noche.

Al abrir la nevera se me ha quitado el hambre y he envidiado los bollos de chocolate, la comida caliente, el pescado fresco. Y en el fregadero los platos limpios.

Soy un envidioso y siempre he querido lo que tienen los demás: su figura, sus ropas, su pelo, sus coches, sus relojes, sus novias, sus trabajos, sus vacaciones, sus recuerdos, sus sabidurías, su tecnología, todo.

Cuando nada me ha costado de lo todo lo que poseo, creo que todo es insignificante. Comparo mi esfuerzo con el de los demás, y mido con el mismo rasero sus posesiones y las mías, su trabajo contra mi desdén. Mis posesiones no tienen valor.


Desde mi balcón, niebla en el parque de los montones:










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