martes, 11 de diciembre de 2007

Me levanté como cada día

Las siete de la mañana, el frio me despierta segundos antes del estruendoso sonido del despertador. Invierno. Una ducha caliente, la cama ya esta helada y no puedo volver. El trabajo me invade y no quiero volver, ojala el coche no arranque. Leche caliente, cereales, yourt y un trozo de queso, me siento mejor.

Salir no es facil, no me quiero cruzar con nadie, ni con el portero, estúpido que me mira con superioridad, ni con la vecina, que no quiere compartir el tendedero, ni con el vecino, maricón que mira con deseo a todo el que se cruce en su camino, sin que su mujer se de cuenta. Cierro, sin mirar mas que al suelo llamo al ascensor y no viene, no viene, las escaleras, no viene, las escaleras, ahora. Abro y bajo.

Ya en la calle el coche esta cubierto, ha helado y tengo que rascar, llegaré tarde. Frio, no me puedo mover porque llevo la chaqueta y si me la quito no me podre mover por el frio, odio tener que trabjar en Madrid, si no soy de aqui , ¿por qué tengo que estar aqui?

Ya llego, 20 minutos, aparco fuera, no tengo derechos soy un externo, no puedo aparcar dentro, deberia dar las gracias solo porque me dejan entrar. 8,5 horas, muchas horas, podria estar en cualquier sitio, de vacaciones en el caribe si quisiera, pero estoy trabajando en una oficina, recluido, soy la ultima mierda.

Decido no trabajar, no puedo, dedicare mi tiempo de hoy a no hacer nada, coger el telefono y poco mas, internet, y poco mas.

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